jueves, 15 de diciembre de 2016

"EL FENÓMENO DE LA POESÍA" por E Eme Cárdenas

He vuelto a leer la entrevista que el poeta Silva Acevedo dio a un diario el 27 de Agosto de este año, luego de ganar el Premio Nacional de Literatura. No sé nada de él, nunca leí Lobos y Ovejas, ni tampoco sé sobre su influencia en la poesía. Cuando le preguntan por su poesía, afirma que es introspectiva. Lo que he leído y oído es que el poeta está escribiendo poesía desde un lugar en la academia. Y en esa misma entrevista, afirma que lo que ha enseñado Nicanor Parra es peligroso. Nicanor Parra, un ser juguetón que no le ha pedido permiso a nadie; que alguna vez le pidió permiso a Neruda y quien no lo entendió en su momento, lo que hizo que Nicanor Parra se mandara a cambiar y tomara el camino de Recordarse a sí mismo en todo momento. Cosa que Silva Acevedo dice haber aprendido del cuarto camino de Gurdjieff.

Por mi lado, no creo saberlo todo, pero en mi experiencia, la poesía se ha venido a vivir conmigo, a mi cama, a mi casa, camina conmigo, como podría ser la presencia de la muerte en los texto de Castaneda y Don Juan. Asimismo, si desapareciera de mí y mi vida, yo podría pensar que es la muerte, la nada, descrita en la Historia sin fin de Ende.

La poesía está un escalón más arriba de la vida corriente., dice Silva Acevedo en su entrevista. Y me pregunto a qué se refiere. Y por momentos pienso como si fuera algo religioso, dedicado a los que están encerrados en el monasterio, fuera de la vida diaria. Monacal, digamos. Podría decir, que quizás sospecho lo que quiere decir, pero es una frase capciosa publicada en un diario de tercera. La primera vez que lo leí me pareció pretencioso, como si solo supieran de poesía en el espacio cómodo de la academia literaria. La segunda vez que lo leí, me quedó la duda, y me puse a pensar en lo que sucedió la semana pasada, el martes 13 de Diciembre de 2016. Ese día presentamos luego de un año de trabajo, el libro La Ciudad del fallecido Gonzalo Millán (1947-2006).

Millán vivió en La Chimba, y luego estudió en el Victorino Lastarria. Hizo sus estudios en Concepción, y luego vuelve a Santiago para seguir artes de la comunicación en la UC. Fue en ese momento en que viene el golpe de estado de Augusto Pinochet. Millán tuvo que salir del país. Se radicó en Canadá dónde hizo un Master en Literatura Hispanoamericana, y donde también formó una editorial que publicó varios años a poetas que estuvieron en el exilio. Millán volvió a chile a mediado de los 90.

Bolaño dijo "la poesía de Millán, una de las más consistentes y lúcidas ya no sólo en el panorama chileno, sino latinoamericano, se erige durante algunos años como la única poesía civil frente al alud de poesía sacerdotal.

En la presentación de su libro La Ciudad, nos acompañó la poeta María Inés Zaldivar, quien fue pareja de Millán hasta su muerte. Ella tuvo el gesto de hacer un tributo, tras cumplirse diez años desde que falleciera en 2006. Algo inédito, y algo que me sorprendió de tal manera.

Cuando te vas al exilio -dijo- no te queda otra que estudiar o trabajar de aseador. Lo primero que hizo Millán fue estudiar e hizo un Master. Pero por mientras hacía todo eso, no podía dejar de pensar en Chile, y trataba de procesar el golpe y las consecuencias de ello en su vida. Hacía clases de español para los gringos, y mientras juntaba recortes de los titulares de los diarios en Chile; cosas que iban apareciendo, como por ejemplo un cuerpo de una mujer encontrado en la playa en Los Molles. Los titulares de los diarios decían que era un asesinato pasional. Pero se trataba de Marta Ugarte, quien había sido secuestrada por agentes de la DINA, y que había muerto como consecuencia de las torturas a las que fue sometida.

Casi cuatro años estuvo Millán pensando en que tenía que escribir, hasta que un día, se da cuenta que para poder escribir tenía que salir de donde estaba. Entonces Millán abandona su trabajo en la universidad y consigue un trabajo de aseador nocturno de oficinas, para dedicarse en el día a escribir por fin esto que tenía atorado.
Si una lee La Ciudad, puede notar cómo se realiza un ejercicio para mantener la memoria. Su forma, sus frases cortas, replican el método de enseñanza de español a los no nativos. Sujeto predicado. Es una enumeración de lugares comunes. La misma ciudad que una ha recorrido para llegar a un trabajo, que podría ser igual de aburrido que el de Millán antes de hacer el aseo.

Me recuerda a todas esas cosas que han hecho mis amigos, como por ejemplo, renunciar a hacer clases en escuelas privadas, para vender pescado, y luego lanzarse con el proyecto editorial que siempre imaginaron. Un proyecto de vida, más bien. Recordarse a sí mismos en todo momento.

Silva Acevedo tiene razón que quizás escribir de lo contingente sin situarse, sin hacer un ejercicio de autoreflexión, puede hacer que la poesía sea efímera. Pero así como hay poetas y poetas y poesía y poesía, también hay personas y personas. La poesía debiera tener la definición que cada ser pensante y que siente, puede definir. Nadie debiera decir que algo está a otra altura, como si fuera un modelo, un ideal, que pusiera distancia entre el creador y lo que sucede.


Porque al final de cuentas, es lo que nos sucede. Un fenómeno. Y como bien dice John Johnson Bacanalés, hay que buscar una disciplina para escribir. Ejercitar para que ese fenómeno sea más claro y vasto y puro.

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