Trabajo Práctico
de Investigación
Alumna: Lira, Sol
Historia de las Artes
Visuales I - Cátedra Laurenzi
Profesores Adjuntos: José
María Vaquer y Ana Alonso
Ayudantes: Melina Saredo,
Rebeca Dabas y Fernanda Gabai
Turno viernes de 17 a 20
Primer Cuatrimestre
2015
Diversos
teóricos a lo largo de la historia han centrados sus estudios en torno a la
relación entre el arte y la sociedad, se ha discutido sobre su autonomía, su
función, sus límites, en la búsqueda de un método para analizar, delimitar,
definir qué es el arte, qué determina que una “obra” sea una “obra de arte”, si
bien muchas corrientes se han ocupado de este debate y sin centrarnos en
ninguna teoría en particular, lo que podemos observar a grandes rasgo entre
esta relación, lo que denota esa
diferenciación, es el cambio de paradigma y la valoración del arte por parte de
una cultura inscritas en un periodo histórico determinado.
Ahora bien, parece a simple vista un poco
intrincado tratar de vincular una obra como la de Ana Mendieta con una
escultura del Posclásico Mesoamericano, en primera instancia porque remiten a
momentos históricos distintos, una es una mirada desde Estados Unidos siglo XX
por una mujer cubana feminista y por otra desde pleno apogeo de una
civilización “primitiva” del posclásico en México; en segunda instancia porque se circunscriben
dentro de paradigmas diferentes, pleno auge del arte conceptual donde el arte
está institucionalizado e inserto en una industria cultural y por otro lado el
arte especializado y anónimo de los grandes imperios con una connotación sagrada que estructura el poder y media las
hegemonías políticas y económicas entre imperios y los demás pueblos . El dialogo
entre estas dos obras del que busca ocuparse este trabajo se basa en la
relación que construyen ambas obras en torno al concepto de mito, más
específicamente el rito y la relación entre la vida y la muerte, para ello
analizaremos ambas obras situándolas en sus condiciones de producción y
profundizaremos en el concepto del pensamiento mítico tanto en la civilización
azteca y como en la significación de la obra “Figuras Rupestres” para intentar establecer relaciones dialécticas.
Entendemos la
obra como “un signo, es decir un lugar de articulación de significados a descubrir
mediante un esfuerzo de interpretación”cuya
interpretación está puesta dentro de un contexto determinado, y entendemos mito
como “una
«historia verdadera», y lo que es más, una historia de inapreciable valor,
porque es sagrada, ejemplar y significativa”.
II
-Título: “Guabancex”, de
la serie de “Figuras Rupestres.”
-Autora: Ana Mendieta.
-Año de ejecución: 1981.
-Disciplina: Performance. Fotograbado.
La primera imagen es una fotografía de la
performance “Figuras Rupestres”, en
este registro reconocemos un relieve antropomorfo
y naturalista, de forma orgánica realizado sobre la tierra. Esta escultura es
la representación que hace Ana Mendieta de la diosa Guabancex, o diosa de los
vientos para la cultura taína, por tanto hablamos de la representación de una
figura femenina, su forma delineada como una silueta y en su interior unos
agujeros.
Esta Performance fue realizada por la autora
cuando retornó a Cuba luego del exilio, se realiza en el parque nacional de
Jaruco en la Habana y es parte de una serie de representaciones de diversas
divinidades femeninas plasmadas en la naturaleza. Mendieta utiliza su cuerpo y
la tierra para crear, se incluye dentro del movimiento del bodyart y el landart, esta
autora reivindica la figura femenina dentro de su obra desde lo político a lo
espiritual, realizando performance con fuertes críticas a la sociedad patriarcal
que viola y violenta el cuerpo de la mujer, y a la vez vinculando a la mujer
con la tierra, con esa tierra que le fue arrebatada, en conexión mágica,
primaria que perdimos de nuestros antepasados. Buscaba a la transformación y
exploración del cuerpo femenino, la transformación de esa mujer-objeto en un sujeto.
La artista se insertó en el mundo del arte con
sus performance en los años 70’s en Estados Unidos, periodo en el cual prosperó
el arte posmoderno, conceptual, “el arte intelectual, sin gratificaciones
sensoriales de ninguna clase”
donde la obra de arte “conduce a una nueva dimensión del placer estético, un
placer orientado por el saber teórico que determinará los límites del nuevo
paradigma”.
Durante este periodo se cuestiona la “pureza” del arte en cuanto al goce
estético que nos produce la belleza y en cuanto a su manifestación formal, las
disciplinas se mezclan y dialogan, se borra el límite entre ellas, se habla de
“pluralismo”, “Todas las manifestaciones
están presentes y no tienen que excluirse o reemplazarse una por otra. Todas
pueden expresar o seguir expresando, como siempre los han hecho distintos
intereses en el desarrollo del arte… ” los
años 70’s Estados Unidos se conciben como capital artística del arte
experimental como relata Danto “Ya en 1969 los conceptualistas podías
considerar cualquier cosa como arte y estaban dispuestos a considerar a
cualquiera como artista (…)La vanguardia de los sesenta quiso franquear la
barrera entre vida y arte. Quiso borrar la distinción entre arte elevado y
vulgar (…) Fue un período de espectacular demolición filosófica ¡Afortunado
aquel que en aquella mañana siguiera con vida!”
Ana Mendieta se desarrolla en este contexto
como artista, artista y mujer “de color” extranjera, “Su arte se presenta como un instrumento de
negociación entre una cultura perdida, ausente-presente cubana-caribeña y otra
cultura implantada-adpotada desde su residencia en los EEUU. Esta identidad
fragmentada es un punto clave para entender la obra de Mendieta.”
con mensajes provocativos contra el gobierno
conservador declama en un discurso : (la)“clase reaccionaria [que] empuja para paralizar
el desarrollo social del hombre en un esfuerzo por lograr que toda la sociedad
sirva a sus propios intereses y se identifique con ellos. Los miembros de esta
clase banalizan, mezclan, distorsionan y simplifican la vida. [...] El riesgo
que corre la cultura real hoy en día es que si las instituciones culturales
están gobernadas por gente que forma parte de la clase dirigente, entonces el
arte puede volverse invisible porque ellos se negarán a asimilarlo”, se manifiesta
contra: “El
imperialismo norteamericano ha producido y controla los medios internacionales
de comunicación e información de masas. Los bombardeos a base de información
falsa y medias verdades se realizan a una escala tan grande que millones de personas
viven en medio de una gran mentira” y también contra la violencia hacia la mujer
expresado en algunas obras como “Untitled
(Chicken piece) ” (1972), People Looking at Blood Moffitt (1973), formula su mensaje con el cuerpo y la sangre de los cuerpos, en primera
instancia la sangre representa la violencia, la aparición de la sangre como
elemento en la obra de Mendieta se observa por primera vez en 1973 en Iowa “en recuerdo de la violación y asesinato de una
mujer que se produjeron en la Universidad de Iowa, donde Mendieta estudiaba.
Uno se realizó en su apartamento de estudiante en el que su cuerpo aparecía
desnudo de cintura para abajo, cubierto de sangre y atado a la mesa de la
cocina y en el otro su cuerpo aparecía también semidesnudo y tirado en un
campo, entre las matas, bocabajo y cubierto de sangre. Ambos fueron recuerdos
de la muerte, y en ellos Mendieta utilizó la sangre como expresión del dolor,
rabia e impotencia que la autora sintió ante estos acontecimientos.”, pero luego la sangre cambia de significado, representa
poder, vida, la imagen del ritual, la clara conexión de la vida y la muerte, la
sangre es un enlace poderoso del conocimiento primario y primitivo y Mendieta
apuesta por el arte de la transcendencia, se conecta con la muerte simulando
tumbas, hablando con ella, bañándose con sangre, prendiendo velas, ritualizando
su arte.
En la serie “Figuras Rupestres” Mendieta
vuelve a reforzar esa conexión arrebatada con su tierra, a invocar a las diosas
taínas al presente, invocar a los ancestros, dar sentido, transformar.
III
-
Fotografía
del “Templo Mayor de México”, representa a Tlaltecuhtli, Dios o Diosa Azteca de
la tierra.
-
Escultura de
andesita rosada, 4 m x 35 m, pesa 12.000 kg,
-
Pertenece al periodo
del posclásico, la pieza fue encontrada en el Templo Mayor mexica, hoy las
Ajaracas, una de las esculturas de mayor tamaño mexica encontrada.
Esta escultura antropomorfa de representación sintética, está tallada en
piedra y es la iconografía de una Deidad con rasgos femeninos y masculinos que
se observan en los códices y otras esculturas representando a Tlaltecuhtli. En
esta escultura podemos distinguir a una figura con rasgos humanos y garras
animales portando un tocado, un tapado y joyas de gran volumen, en una posición
que parece intimidante, mostrando los dientes y escupiendo lo que parece un
chorro de sangre. De sus manos salen garras, y en sus rodillas, codos y tapado
observamos la representación de cráneos, mientras que en sus muñecas y tobillos
caracolas que indicarían un adorno dorsal, se estima que su cabello, el líquido
que sale de su boca, sus aretes y sus garras estaban pintados de rojo.
Esta obra fue encontrada en las inmediación del templo mayor, se estima
que fue construida entre el 1502 al 1521 y representa a Tlaltecuhtli, al
parecer Quetzalcóatl y Tezcatlipoca abrían partido por la mitad a esta deidad para crear la tierra, antes de
ser el Dios de la Tierra, era Cipactli, un monstruo caótico de muchos ojos que al ser
dividido se convirtió una mitad en Tierra y la otra en Cielo, tiene ojos y bocas en sus articulaciones por
las cuales devora gente.
La ciudad de Tenochtitlán
crece en torno al templo de Mayor, desde él se extienden los palacios
imperiales y los grandes ejes desde donde creció la capital. La ciudad fue
construida sobre un pantano donde se encontró formulada la predicción de
Huitzilopochtli, el águila devorando una serpiente sobre un nopal, sobre los
islotes los mexicas tuvieron que crear “suelo” acomodando balsas de juncos con
barro y construir calzadas y puentes para asentarse en ese lugar, adaptando una
red geométrica de canales y terraplenes ordenados alrededor de los centros
principales. Tenochtitlán entonces tenía forma cuadrada y se estima medía tres
kilómetros y tenía mil hectáreas. Toda la ciudad estaba repartida en cuatro secciones
con relación al templo mayor. La ciudad se organizaba alrededor de los templos
principales y edificios administrativos, y los templos secundarios y jefes
electos por los capullis o barrios. La ciudad contaba con oficinas de justicia
y oficina de finanzas en el palacio del monarca. La plaza principal de
Tenochtitlán servía como mercado. Poseían sistema de acueducto para agua
potable y baños públicos.
Tanto la ciudad como la
sociedad se organizan en torno a la religión, todo estaba inscrito dentro del
calendario adivinatorio, toda vida determinada por los dioses, obviamente también
el poder político, existía una jerarquía determinada por el parentesco,
existían emperadores y obreros, tenían instituciones Fiscales y Jurídicas. Los
mexicas eran una cultura guerrera que subordinó a los pueblos más pequeños
política y tributariamente, en su arte podemos apreciar la reiteración de
representaciones de guerra, calaveras que se exhiben en plena ciudad, eran un imperio plutiétnico, que adoraba y
aceptaba a dioses extranjeros siempre que estos se subordinaran a los
principales, “La religión mexicana era una religión abierta. Los aztecas
vencedores sólo buscaban anexar al imperio, con las provincias conquistadas,
los dioses que éstas adoraban” rendían homenaje a Tlaloc, Quetzalcoalt,
Huitzilopotchli, Xipe Topec, Tlaltecuhtli, Tonatituh, a través de sacrificios
humanos, estos sacrificios eran eventos importantes y públicos, en los cuales
se daba alimentaba a los dioses, Intonan
intota tlaltechuhtli Totantiuh , es dar alimento a nuestra madre y a
nuestro padre, la tierra y el sol, con chalchihual
el líquido precioso. La deidad aparece algunas veces representada como
masculina, pero en ocasiones porta elementos que remiten a lo femenino, como
son las caracolas y el cabello de rojo, los dioses mesoamericanos se distinguen
por tener “La facultad … de mostrarse como unidades de la dualidad
masculino-femenino, como una pareja conyugal o como cualquiera de sus
componentes.” La cosmovisión indígena mesoamericana y mexica se sedimenta sobre
los opuestos complementarios, no son duales estos conceptos, perviven en la armonía de la
transmutación, entonces hombres y mujer se complementan tanto como vida y
muerte. El sacrificio se concibe como un compromiso con la vida, porque la
sangre del sacrificado es el motor de los dioses, aquellos dioses que dan vida
“Nada nace, nada vive sino es por la sangre de los sacrificados” entonces “El sacrificio humano entre los
mexicanos no estaba inspirado por la crueldad ni por el odio. Era su respuesta
– la única que podían concebir- a la inestabilidad de un mundo amenazado, Para
salvar al mundo y a la humanidad se necesitaba sangre: el sacrificado no era un
enemigo al que se elimina, sino un mensajero que se envía a los dioses…” desde
la muerte, doy vida, para que perdure esa vida, mato, es un acto fraterno, para
que pueda seguir el ciclo de la humanidad en la tierra.
IV
En el principio de este análisis detallamos que el concepto que unía a
ambas obras se relacionaba con el Mito, el mito es de suma importancia en el
mundo indígena pues ordena y estructura la realidad en la vida de los hombres,
ordena los ciclos de las cosechas, enseña y trasmite conocimientos prácticos
como por ejemplo el cuidado y las propiedades de las plantas, válida un orden
político y crea una identidad de pertenencia en la comunidad, según las
palabras de Eliade “el mito cuenta una historia sagrada;
relata un acontecimiento que
ha tenido lugar
en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los «comienzos». Dicho
de otro modo: el
mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales,
una realidad ha
venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente
un fragmento” Ahora bien, la conexión de ambas obras no se
basa elementalmente a que ambas representan a divinidades relacionadas con la
naturaleza, sino en la relación que se establece a través del rito. “El Mito, necesariamente necesita ser renovado
por la comunidad, el rito es el agente que permite la pervivencia del mito,
“«Vivir» los mitos implica, pues, una experiencia verdaderamente «religiosa»,
puesto que se distingue de la experiencia ordinaria, de la vida cotidiana. La
«religiosidad» de esta experiencia se debe al hecho de que se reactualizan acontecimientos
fabulosos, exaltantes, significativos; se asiste de nuevo a las obras creadoras
de los Seres Sobrenaturales; se deja de existir en el mundo de todos los días y
se penetra en un mundo transfigurado, auroral, impregnado de la presencia de
los Seres Sobrenaturales. No se trata de una conmemoración de los
acontecimientos míticos, sino de su reiteración. Las personas del mito se hacen
presentes, uno se hace su contemporáneo. Esto implica también que no se vive ya
en el tiempo cronológico, sino en el Tiempo primordial, el Tiempo en el que el
acontecimiento tuvo lugar por primera vez. Por esta razón se puede
hablar de «tiempo fuerte» del mito: es el Tiempo
prodigioso,
«sagrado», en el que algo nuevo, fuerte y significativo se
manifestó plenamente” Es
necesario para estar en contacto con los dioses, con el tiempo primordial y
sagrado, reactulizar el mito a través de una ceremonia, “Con ocasión de la
reactualización de los mitos, la comunidad se renueva en su totalidad; recobra
sus «fuentes», revive sus «orígenes». La idea de una renovación universal
operada por la reactualización cultual de un mito cosmogónico está atestiguada
en muchas sociedades tradicionales” dicha ceremonia, en las dos obras que
analizamos, se vincula con el sacrificio, y el sacrificio se vincula con la
transmutación.
En
la obra de Mendieta observamos la utilización de lo ritual y la significación
de la sangre en algunos de sus trabajos, la ritualización se vincula con su
deseo de volver a establecer un vinculo primordial, si bien en otras obras se
manifiesta más explícita la relación entre la vida y la muerte, como por
ejemplo en “On giving life” (1975)
donde ella da vida a un esqueleto, en esta obra en particular, asociándola con
“Entierro de Nañingo”(1976) que representa la mujer árbol y la transmutación de
lo humano a lo divino, podemos asimilar la intención que tiene del sacrificio
en su obra, la representación de la diosa del viento, Guabancex, está intencionalmente
apuñalada, y según el estudio de López-Cabrales “En la obra de Mendieta clavar estacas en
el cuerpo de un yaciente es una forma de representar la muerte pero, a la vez,
es una manera de dar vida, de ayudar a sacar todas las energías negativas que
quedan en ese cuerpo, una forma de expiación, de salvación a través del
sufrimiento, de la ceremonia, del sacrificio, del rito.” Por
otra parte la escultura de Tlaltecuhtli
actúa de la misma manera, es una deidad que representa la muerte, que necesita
de la muerte para vivir, a la cual los mexicas alimentaron con sangre, que a su
vez permite la vida, crea vida. Stouelle explica: “El sacrificio humano es una
transmutación por la cual de la muerte sale la vida. Y los dioses han dado el
ejemplo de ello en el primer día de creación”.
Bibliografía.
-Danto,
A. 2003 El abuso de la belleza. La estética y el concepto de Arte. Paidós.
-De Gyldenfeldt, Oscar 2008 ¿Cuándo
hay arte? En: Cuestiones de arte contemporáneo, Elena Oliveras
(comp.), Editorial Emecé, Buenos Aires.
-Eliade,
Mircea. 1991 Mito y Realidad. Editorial Labor, Barcelona.
-López Austin, Alfredo 1996 “Los rostros de los dioses mesoamericanos” en: Revista
de Arqueología Mexica na, Vol. IV, Nº 20, México.
- López-Cabrales ,María del Mar. “Laberintos corporales en la obra de Ana
Mendieta “[en linea],
2006 publicado en: Espéculo.
Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Disponible en:
https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero33/laberint.html
-Soustelle, J.
1996 La vida cotidiana de los Aztecas en vísperas de la Conquista. Fondo
de Cultura Económica, México.