viernes, 18 de noviembre de 2016

"Pos Verdad" por E-Eme Cárdenas

«Todo ocurre en la mente y solo lo que allí sucede tiene una realidad.» O'Brien (1984, George Orwell)


Hace dos semanas, tuve la suerte de visitar Valparaíso (Va al paraíso). Allí asistí al lanzamiento de las publicaciones que mis amigos de Opalina Factoría, Opalina Editorial, realizaron por el taller literario del invierno. Hubo algunos minutos de pausa en los cuales se invitó a los asistentes a demostrar su conocimiento en libros, y se les preguntó cuáles eran los ministerios que existían en "1984" de George Orwell. Reinó el silencio.
Seguramente usted lector lectora está en conocimiento sobre una trilogía de distopías que está formada por Un mundo feliz (Brave new world, de Aldous Huxley), 1984 (Georges Orwell), y Fahrenheit 451 (Ray Bradbury). Distopía es una anti utopía, un mundo indeseable.
Me quedé pensando en "1984", y durante esta semana no deja de sorprenderme algo que apareció en las noticias, sobre un nuevo concepto. Concepto que cae de cajón dado nuestra realidado aquel , porción de realidad que percibo -mejor dicho- pero que como un acuerdo tácito asumiré que existe, que está ahí para usted lector lectora, y para mí. Se trata del concepto de POS VERDAD (Post-truth, post-factual politics) que de manera bien básica podría entenderse como la opinología.
Pos verdad se refiere a que el debate apela a las emociones, desconectado de los detalles, donde la verdad queda trasladada a un segundo plano, y el debate en sí mismo, es limitado a una lista de ideas que son una y otra vez mencionadas, sin entrar nunca en mayor detalle. Lista que se usa y reusa durante una discusión. La academia de Oxford indica que la pos verdad aparece en política desde los años 90, y ahora, después de las elecciones de EEUU y el triunfo de un violento Donald Trump (digo violento agresivo y abiertamente racista y clasista), la pos verdad cobra sentido. Ese discurso emocional, que conquistó el corazón de los votantes "desplazados" de dicho país, se transformará en una verdad después de la verdad, como el amor después del amor. Trump ha empezado a ordenar su discurso, cambia la versión sobre el muro que prometió construir en la frontera sur del país. Las bolsas que estaban temblorosas, retoman la subida en una economía norteamericana que está dejando atrás la recesión.
Y acá en Chile, que "se cae a pedazos" (según sus dueños), donde la venta de autos de lujo se ha duplicado este semestre, el ministerio de la verdad está en paro. La pos verdad, la opinología 2.0, se reabre y despliega en la carrera presidencial 2017, en la discusión de los políticos mandándose mensajes por las redes sociales.
Candidatos a presidentes de la república -cercanos a los personajes de las novelas de Huxley, Orwell o Bradbury-, que son estafadores o se encargaron de privatizar la luz y el agua -y sospecho que además- recortando en la gestión una gran cantidad de ingresos. Durante la campaña presidencial de la pos verdad chilena, los políticos chilenos llorarán por la tv y se destaparán casos y cosas que nos sorprenderán aún más, que nos dolerá la boca de tan abierta que la tendremos. Los candidatos neófitos e idealistas, quedarán un poco lesionados en el proceso tal vez.
Mientras nosotros, que vivimos u observamos la distopía chilena, la distopía feliz del edén, seguiremos el show por la tv. Seguiremos las peleas de los diarios que nos dicen la pos verdad, que nos dicen cuál es el amor después del amor. fin


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