De niño, mi insistente llamado era querer ser grande. Hinchando el número de nacidos en dictadura (1974); y asumiendo que así es la vida; que no se opina; que no se habla fuerte o reclama; que te tienes que comer lo que te dan; que cuando hablan los adultos los niños no tienen que estar ahí…uniformado desde el kinder y con sueños de todo tipo, las circunstancias eran dadas a charchazos; por esos tiempos.
Quiero quedarme con lo mejor de esos años; cuando un día duraba mucho y eran largos y lentos…y jugaba, jugaba mucho.
De pronto; de un palo en la cabeza; crecí.
Y tuve una epifanía temporal del paso del tiempo. Me di cuenta que ya no jugaba como antes, ni menos corría como antes y de cuanto me quedaba; promediando.
Fue así, que decidí, no poner todos los huevos en la misma canasta…pero no hablando de dinero. Sino de tiempo. Todos los seres humanos tenemos los mismos días de 24 horas; y el mismo aire para respirar (exceptuando los Santiaguinos que respiramos porquería todos los días) todos de uno u otro modo, creemos en algo. Por eso; este pequeño instante llamado “vida” (que es como una cachetada de payaso; no sabes si reír o llorar) yo lo fracciono en pedazos para hacer. (Y hago porque aprendí que haciendo, también se es) de esta forma; me levanto y voy al trabajo. Cumplo mi horario de lunes a viernes. Hago lo que tengo que hacer. Y cuando regreso a mi casa, beso a mis hijos , a mi mujer y como algo. Luego, tomo tiempo para hacer lo que me gusta, dibujar o fabricar algo con las manos.
Pronto son las 23:30 y me avisan que hay que irse a dormir que mañana hay que ir a trabajar otra vez…y así; mi semana se hace agua entre esto del trabajo (vender tu tiempo por hacer que alguien se llene los bolsillos) y muy de vez en cuando, alguna loca salida a un evento cultural o similar.
Es quizás lo más chistoso de nuestra existencia…vivimos planeando, y proyectando…mientras este segundo se nos va.
Los invito a que piensen: si tuvieras todo el tiempo del mundo…que harías..?
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